La acuarela me permite llegar al color, llegar a la transparencia y tratar desde allí plasmar lo que a mis ojos cautiva.
El agua dibuja,el pigmento da vida.
Es magia, es un instante congelado en la retina.

El Lavado.

Es cuando la veo así, concentrada en su labor es que me pregunto dónde andará su pensamiento.
Su obsesión es el lavado. Todos los días, busca qué hay que lavar, qué hay sucio.
Es una labor tan cotidiana, tan conocida, tan necesaria, pero que por algún motivo no nos es importante, no lo consideramos hasta que ya no hay nada limpio que ponerse...
Mi homenaje, con esta última pintura de esta serie, para todas aquellas mujeres que van a limpiar casas ajenas, que lavan todas esas ropas de otros, que se encargan silenciosamente, de todo este cotidiano que no hacemos por nosotros mismos.
Mi homenaje a todas ellas, que una vez cansadas, de un trabajo duro, llegan luego a sus casas, muchas a atender sus casas, sus propios hijos, sus maridos. Lavan sus propias ropas, limpian sus propios espacios...
Mis respetos para todas ellas, mujeres abnegadas, mujeres trabajadoras.

1 comentario:

Mochuelo dijo...

Te quiero decir que me sumo a ese homenaje plástico y verbal que dedicas a Hilda (creo recordar) y mujeres como ella.
También decirte que espero que la serie no termine aquí, aunque estés deseosa de abordar otros proyectos.
Un beso desde mi admiración