La acuarela me permite llegar al color, llegar a la transparencia y tratar desde allí plasmar lo que a mis ojos cautiva.
El agua dibuja,el pigmento da vida.
Es magia, es un instante congelado en la retina.

Mi abuela Aida.

Mi abuela era una mujer muy especial.
Me gustó dibujarla, recordar su mirada, su expresión que no sabía bien si era altanera, soberbia o simplemente se escondía tras la rigidez para poder sobrevivir y sobrellevar tanto dolor acumulado en su vida. No se permitía algunas cosas. No le gustaba reir, no le gustaba que nada saliera de control, sin embargo era simpática y dulce.Se emocionaba por todo, sus ojos cristalinos siempre estaban llorosos.
Mirando sus ojos en mi dibujo me he llenado de nuevos sentimientos y preguntas sobre ella.
Esta es mi abuela Aida.