La acuarela me permite llegar al color, llegar a la transparencia y tratar desde allí plasmar lo que a mis ojos cautiva.
El agua dibuja,el pigmento da vida.
Es magia, es un instante congelado en la retina.

Don Juanito.

Este es Don Juanito, tan buen hombre, es lechador en un campo cercano a casa. El siempre se está riendo, incluso cuando lo he visto resfriado y con mucho frío.
Tiene las manos grandes y rojas por el constante trabajo con agua caliente y luego agua fría. Sus ojos siempre buenos, bondadosos, surcados con la marca de la risa, de la alegría que tiene por característica.
Este es mi querido Don Juanito. Él es un Llanquihuano.

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