Llegó a este taller luego del terremoto de 1960. Compró la propiedad y construyó al lado se casa. No hay en Llanquihue quién no conozca a este hombre, oriundo de Río Bueno, siempre en la región de Los Lagos.
Su taller es la amalgama perfecta de la luz total y la oscuridad permanente. Con olor a caucho, polvo y pegamento, creo que no tiene rincón que no cuente historias. Cuando lo conocí, me impactó la vitalidad y el oficio que tiene a pesar de sus años. Es un trabajo duro. Muy duro.Me impresionó saber que son los neumáticos de camiones los que habitualmente tiene, no sólo que cargar, sino desmontar, arreglar y volver a poner.
Este es el taller del viejito Hott, un hombre admirable, un oficio tan necesario como no tomado en cuenta, hasta que se nos cruza un clavo en el camino.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
que bueno que esta reflejado el clima del sitio, fantastica la luz a traves de la ventana, excelente la paleta.
Lindo encontrar este blog de cosas cotidianas bien retratadas.
Publicar un comentario